martes, 19 de febrero de 2013

Reseña de "El canto del cisne"


Autor:
Edmund Crispin

Traducción:
José C. Vales

Editorial:
Impedimenta

Título:
El canto del cisne. Un nuevo y extraño misterio para Gervase Fen

Título original:
The swan song

Número de páginas:
276

Cubierta:


Fred Taylor, Petergate York (circa 1928)
Poster para la London & North Eastern Railway

Leído por:
Después de haber disfrutado tanto con el libro anterior, no podía dejar de lado éste.

Argumento:

Una inteligente, chispeante y divertida comedia de misterio. Un clásico del género, que recupera a uno de los personajes más memorables de la novela inglesa del XX, el profesor Gervase Fen.
Tras el éxito de La juguetería errante, vuelve el profesor de Oxford y detective aficionado Gervase Fen, para resolver otro extraño crimen a puerta cerrada. Cuando una encopetada compañía de ópera recala en Oxford para poner en marcha la primera producción posbélica de Los maestros cantores de Núremberg, de Wagner, la felicidad que reina en el ambiente pronto quedará ensombrecida por la aparición del odioso y molesto tenor Edwin Shorthouse. Todo el mundo tiene un motivo personal para odiar con toda su alma a Shorthouse, pero ¿quién de los presentes será tan torpe como para acabar con él ahorcándole y apuñalándole en su propio camerino, cerrado por dentro? Como dice Edmund Crispin en la primera línea de esta perspicaz novela: Pocas criaturas hay en el mundo más estúpidas que un cantante (Extraído de la contraportada)

Mi opinión:




Como ya expliqué en la anterior reseña, esta es el cuarto libro de la saga, de los cuales impedimenta ya ha publicado el tercero también, y, que espero que siga publicando libros, porque se están vendiendo como rosquillas, éste va por la segunda edición y el de la juguetería errante va por la quinta, así que espero y desespero porque sigan con la saga. Sobre todo porque con Impedimenta tengo una relación amor-odio bastante enfermiza, ha habido libros suyos que he odiado como la hija de Robert Post o el de la librería, todavía sigo superando el trauma que me creó leerlos; mientras que los de Edmund Crispin me apasionan, pero como soy una cabezota, yo sigo intentándolo con Impedimenta, tengo en mi ojo de mira varios, y uno se está convirtiendo en el más oscuro objeto de deseo: Picnic en hanging rock.

La historia comienza poniéndonos en la situación de las relaciones y el quién es quién dentro del mundillo de la ópera, siendo la narración en tercera persona, pero si en la juguetería errante el coprotagonista fue Richard, en esta el coprotagonista será Adam, un tenor de la ópera. De hecho, Gervase no aparece de cuerpo presente hasta la página 61, aunque tampoco es que le echase mucho de menos antes, de hecho, el principio me pareció mucho más entretenido que el resto de la novela que a ratos me cojeó un poco con respecto al ritmo narrativo (y porque me reí un poco menos que con la anterior).

Han pasado unos añitos después de la juguetería errante, y si dije que en la anterior novela el coprotagonista era la literatura, en este, casi estoy por decir, que es la II guerra mundial, encontraremos varias referencias a ella a lo largo de la novela:
Que en un mundo en el que los físicos atómicos pasean libremente por la calle, profiriendo sus habituales lamentos sobre el uso indeseable que los políticos hacen de la ciencia, un asesino no pueda encontrar una víctima más apropiada que un desgraciado cantante de ópera... lo único que revela es una cierta pobreza imaginativa.
Edmund Crispin sigue con su narración tan irónica, sarcástica y perspicaz (vamos, haciendo amigos), explicándonoslo todo a su peculiar manera, no se le resisten ni los amoríos, ni los líos entre y fuera de bambalinas, ni la política ni mucho menos la guerra y sus estúpidas restricciones:

-... te aseguro que no me importa en absoluto volver a Wagner ahora que se ha levantado la prohibición de interpretar sus obras durante la guerra... y, de todos modos, ¿por qué demonios se prohibió?
-Es un axioma inamovible de alto nivel intelectual que Wagner fue responsable del surgimiento del nazismo. Si quieres estar a la moda tienes que hacer suspicaces referencias a la nefasta influencia del “Anillo” en la mentalidad teutona... Aunque, dado que todo el círculo operístico de los Nibelungos está destinado a demostrar que ni siquiera los dioses pueden romper un compromiso sin que todo el universo se derrumbe sobre sus cabezas, nunca he sido capaz de entender cómo pudo Hitler encontrar ahí un fundamento para sus ideas. Pero no me hagas caso en este asunto. Es uno de mis caballos de batalla.
Volverán a hacer cameos algunos de los protagonistas de la entrega anterior y volveremos a ver a los personajes más excéntricos y caricaturizados que se puedan encontrar en las páginas de un libro. Además el misterio resulta de lo más misterioso, ni me he olido la resolución hasta que Gervase ha dado con la solución y todo sea dicho, tras leerla, la solución me ha parecido un poco surrealista (aunque esté explicada y demostrada científica, es como buscar los tres pies al gato).

En definitiva un libro recomendado para todos aquellos que les guste el misterio, los personajes extravagantes aderezado con un poco de humor.


Extras:

El canto de cisne, en inglés "the swan song" es un idiom que viene de cuando se creía (ahora hay dudas) que los cisnes justo antes de morir cantaban una bonita canción, hoy en día, el idiom significa algo así como el último gesto, la despedida dramática de una obra o de un actor al final de la carrera, vamos, que como se sabe que es la última obra/la última actuación, se echan los restos para que sea la mejor obra/la mejor actuación de su vida.

Como en todos los libros de impedimenta, una vez que quitamos la sobrecubierta nos queda:



P.D. mi regalo del amigo invisible del 2013, a ver si para 2014 puedo pedir el siguiente de la saga, ;)
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